No hay hombre en el mundo que no le guste que den una buena mamada (y si conoces a uno que diga lo contrario, seguramente está mintiendo). El sexo oral es una de las prácticas más comunes en una relación de pareja, quizá tanto como la penetración. Por eso, es imprescindible ser un experto en el tema.
Conseguir la mamada perfecta no es una receta ancestral heredada de las civilizaciones antiguas más avanzadas. Dar un oral no se trata solo de succionar y mover la lengua. Implica también escoger una postura cómoda para ambos y hablar previamente sobre qué le gusta a cada quién o si están dispuestos a probar otra cosa. Dichos esto, pasemos a la acción:
El secreto está en el ritmo
Para cada acción, hay una reacción. Eso no lo inventamos nosotros, lo dice Einstein. Aunque este físico no se refería exactamente al cuerpo masculino, sigue siendo un principio muy válido. No puedes empezar una mamada metiéndotelo todo en la boca. Debes ir creando el ambiente y hacerlo desear más.
El secreto detrás de un buen oral está en el ritmo. Comienza despacio, con gentileza, y ve variando los movimientos de acuerdo a sus reacciones corporales.
No uses solo la boca
Pese a que todos sabemos a dónde va a terminar el pene, si quieres que la estimulación sea mucho más placentera para él, no uses solo la boca. Mientras pasas la lengua por el tronco o el glande, usa tus manos para darle un masaje. Puedes mover la cabeza para complementar la succión. Lo único que está prohibido es usar los dientes ¡no estás mascando un plátano!
Una mamada no solo implica el pene
¡No dejes a los huevos sin un poco de acción! Acaricialos con cuidado, porque son sumamente sensibles, y lámelos ligeramente en el punto justo debajo del pene. Esto puede servir como un rico aperitivo antes de concentrarte en su polla.
Así mismo, tocar y besar otras zonas erógenas como la ingle o el culo lo excitarán mucho más que si solo se la chupas.
Puedes comenzar en su pecho e ir bajando con suavidad hasta el premio gordo. Déjalos esperando a que hagas lo que quieren y concéntrate en sorprenderlos con tu próxima jugada.
Míralo, sonríe, hazle gestos
Los hombres son ridículamente visuales, así que disfrutarán muchísimo más si mantienes el contacto con ellos. Dedícale una miradita traviesa mientras todavía lo tienes en la boca o sonríe en el momento en que necesites tomarte un respiro. Ojo, esto no quiere decir que vas a contarle sobre tu día.
Prueba nuevas cosas
Cada tanto anímate a cambiar de postura con tal de que los dos estén cómodos. También puedes usar lubricantes de sabores, comer algo que cambie el sabor del semen o probar trucos como el de la menta o la gaseosa.
La mamada perfecta depende de tu esfuerzo y tu compromiso. Con práctica, estamos seguros de que te convertirás en el amante perfecto.